miércoles, 9 de mayo de 2012



Esos años en nuestro país  marcaron la consolidación, como una nación articulada a la cual la derrota de Maximiliano le había servido para reafirmar su identidad nacional. Además, el acelerado desarrollo de los ferrocarriles contribuyo a vincular los mercados locales las economías regionales separadas por grandes distancias y obstáculos geográficos, hasta entonces insalvable.
Porfirio Díaz supo captar las necesidades de la burguesía en ascenso. Su triunfo inicial y su prolongada dictadura se explican por el deseo ferviente de estabilidad política y de paz social después de más de medio siglo de convulsiones internas, golpes de estado, invasiones extranjeras y luchas civiles prolongadas.
El propuso  un gobierno fuerte, que diera garantías a la propiedad, impulsar el desarrollo económico, pusiera orden y diera paz para los negocios, era una exigencia generalizada de las clases poseedoras nacionales y de los inversionistas extranjeros ya que veían en el permanente estado de agitación política un peligro para sus intereses.
Durante el porfiriato, el sistema capitalista se desarrollo con rapidez y estimulo el crecimiento de la economía del país. A ello contribuyeron tres factores: la estabilidad política impuesta por el régimen, la avalancha de inversiones extranjera y la integración de la economía nacional y su vinculación a los mercados exteriores, gracias al desarrollo de las comunicaciones especialmente de los ferrocarriles.  La lenta y dolorosa transformación de las formas feudales de producción en formas capitalistas, la conservación de la gran propiedad latifundista, la negación de cambios democráticos en el régimen político, la existencia de gobiernos autoritarios expresan la alianza entre terratenientes y la burguesía, y la represión a las masas.


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