Esos años en nuestro
país marcaron la consolidación, como una nación articulada a la
cual la derrota de Maximiliano le había servido para reafirmar su identidad
nacional. Además, el acelerado desarrollo de los ferrocarriles contribuyo a
vincular los mercados locales las economías regionales separadas por grandes
distancias y obstáculos geográficos, hasta entonces insalvable.
Porfirio Díaz supo captar las necesidades de la
burguesía en ascenso. Su triunfo inicial y su prolongada dictadura se explican
por el deseo ferviente de estabilidad política y de paz social después de más
de medio siglo de convulsiones internas, golpes de estado, invasiones
extranjeras y luchas civiles prolongadas.
El propuso un gobierno fuerte, que diera
garantías a la propiedad, impulsar el desarrollo económico, pusiera orden y
diera paz para los negocios, era una exigencia generalizada de las clases
poseedoras nacionales y de los inversionistas extranjeros ya que veían en el
permanente estado de agitación política un peligro para sus intereses.
Durante el porfiriato, el sistema capitalista se
desarrollo con rapidez y estimulo el crecimiento de la economía del país. A
ello contribuyeron tres factores: la estabilidad política impuesta por el
régimen, la avalancha de inversiones extranjera y la integración de la economía
nacional y su vinculación a los mercados exteriores, gracias al desarrollo de
las comunicaciones especialmente de los ferrocarriles. La lenta y
dolorosa transformación de las formas feudales de producción en formas
capitalistas, la conservación de la gran propiedad latifundista, la negación de
cambios democráticos en el régimen político, la existencia de gobiernos
autoritarios expresan la alianza entre terratenientes y la burguesía, y la
represión a las masas.